Un chamán es un brujo o hechicero: una persona que se supone que dispone de un poder sobrenatural que le permite contactarse con espíritus, curar enfermedades, predecir el futuro o incidir sobre las condiciones meteorológicas, entre otras cuestiones.

Los chamanes, por lo tanto, pueden alterar la realidad a través de mecanismos que no responden a la lógica de la naturaleza. Muchos pueblos aborígenes, a lo largo de la historia, confiaron en la figura de este tipo de hechiceros.

En África, Asia, Oceanía y América se usa este término para designar a la persona que posee las características antes mencionadas, especialmente en las sociedades dedicadas a la caza y la recolección. También se usaba en algunas culturas prehistóricas del continente europeo. Con respecto a la caza, en ciertas partes del mundo se cree que los chamanes pueden percibir el mejor sitio para conseguir presas y hasta modificar los factores del clima para facilitar la tarea.

 

Con respecto a la etimología del término «chamán» existe más de una interpretación.  Algunos señalan que se trata de un derivado del sustantivo shamán en el idioma siberiano llamado tungu, que puede traducirse como “el que sabe”, y que se encuentra relacionado con el verbo «saber», que en este caso sería sha.

Sin embargo, otros estudiosos creen que el significado se aproxima a «trabajar con el fuego y con el calor, quemar o calentar»; en este contexto, al usarse en referencia a una persona puede entenderse como «alguien capaz de transformar la energía», y esto nos lleva a lo expresado en los párrafos anteriores. Quienes apoyan esta interpretación de la palabra «chamán» creen que debería ser traducida como «persona que conoce el éxtasis», dado que estas personas se distinguen precisamente por las experiencias extáticas.

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